Las cosas no pintan bien en Abengoa. Si nadie lo remedia, la tecnológica entrará en quiebra en apenas 15 días, toda vez que ninguno de sus acreedores —banca nacional y extranjera— ha facilitado el préstamo de 100 millones necesario para atender el pago de las nóminas de sus trabajadores.
En la misma línea, según El Confidencial, tampoco se han conseguido los 450 millones de euros necesarios para continuar con la actividad durante el pre concurso de acreedores y, a diferencia de lo que sucedía hace apenas un mes, no se divisa ningún caballero blanco en el horizonte.
La deuda total, conforme a diferentes estimaciones, ascendería hasta los 27.000 millones de euros. Estamos a la espera de que la auditora KPMG dé la cifra oficial, pese a la negativa por parte de Abengoa a facilitarle su volumen de pasivo completo, y pese a la obligación que tienen las empresas cotizadas de desglosar su información financiera cada seis meses, conforme a lo establecido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
¿Quiénes serían los principales responsables de la quiebra?
Diversas fuentes apuntan a que sería la mala gestión de la familia Benjumea y de sus dos últimos consejeros, Manuel Sánchez y Santiago Seage, quienes habrían propiciado la fatídica situación que en la actualidad vive la compañía (al borde de la quiebra).
¿Quiénes son los principales acreedores?
Algunos de los pesos pesados son: el Federal Financing Bank (2.220 millones solamente en proyectos en curso), Santander (1.550 millones por capital circulante), Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (750 millones), EKN (640 millones por créditos corporativos), HSBC (600), Bankia (582 millones), CaixaBank (570 millones), Crédit Agricole (455 millones), Mashrek (445), Sabadell (385), Popular (330), Exim Bank (175 millones), Bank of America (125 millones), Société Générale, Natixis, Banco do Brasil, y el ICO (con cerca de 100 millones cada uno), entre otros. Por su parte, varias de las entidades mencionadas han sido fuertemente castigadas en bolsa durante los últimos días a raíz de los acontecimientos relacionados con la multinacional sevillana.
Desde el Gobierno se podría haber sugerido una solución tipo “Pescanova”, es decir, se habría animado a los bancos a entrar en el capital de la compañía para que tomen el control de la misma, siquiera de forma temporal. La banca acreedora nacional, con Ana Botín (Banco Santander), José Ignacio Goirigolzarri (Bankia), Isidre Fainé (Caixabank), y José Oliú (Sabadell) a la cabeza, habría rechazado esta “invitación”. Según el periodista Federico Jiménez Losantos (en su programa La Mañana de Federico), la respuesta en este sentido sería absolutamente demoledora: “preferimos perder el dinero antes que convertirnos en accionistas de la compañía”.
¿Quiénes son los principales perjudicados?
Al margen de los acreedores anteriormente mencionados, estarían, por supuesto, los accionistas, los bonistas, los proveedores impagados y, no menos importante, los 22.000 trabajadores de la empresa que ven peligrar sus puestos de trabajo. Este último punto es especialmente sangrante si, como sostienen los distintos medios, Felipe Benjumea, Manuel Sánchez Ortega y Santiago Seage persisten en su intención de no renunciar a los cerca de 25 millones de indemnización (entre los tres).
También, aunque quizás de manera un poco más indirecta, estaríamos todos y cada uno de los españoles, en tanto que Abengoa ha sido una de las compañías más fuertemente subvencionadas del país; eso sin contar los créditos que ha recibido del ICO, créditos que rondan los 100 millones de euros.
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