Jaime Terceiro, el antecesor de Blesa en Caja Madrid y supuesto “padre” de las polémicas tarjetas, aseguró el pasado lunes en la Audiencia Nacional, donde declara como testigo en el caso Bankia, que las black fueron ideadas para atender a gastos de representación derivados del ejercicio de la función propia de los consejeros. Nada más.
Sus tarjetas eran “White”
Tercerio ha señalado en durante su comparecencia que las tarjetas eran blancas, transparentes, que tenían total trazabilidad, con un límite técnico estipulado de 600 euros, y que no permitían sacar dinero en efectivo.
El testimonio de Terceiro desmonta los principales argumentos de los acusados
Blesa, consejero de Caja Madrid durante la presidencia de Terceiro, ha sostenido que él disfrutó de su tarjeta aceptando las indicaciones de “libre disposición” que se le dieron.
Sin embargo, Terceiro lo ha negado, señalando que las tarjetas no eran en ningún caso de libre disposición (esto lo expresó con bastante rotundidad), sino que estaban destinadas para atender los gastos de representación, unos gastos que los consejeros debían justificar:
“Eran en todo caso, como dicen literalmente todas y cada una de las actas, gastos de representación para ejercer las actividades como función de consejero… eran absolutamente blancas, es decir, White… porque eran legales, figuraban en acta, porque estaban fiscalizadas, y estaban contabilizadas y se generaban a través de los circuitos explícitamente definidos”.
Y añade (refiriéndose a las tarjetas de Blesa):
“Estaban contabilizadas espuriamente en una cuenta bajo el nombre de regularización por fraudes, negligencias y deficiencias de los sistemas, que correspondía a una circular del Banco de España del año 99”. Recordemos que Jaime Terceiro abandonó la entidad en el 96.
Finalmente, sobre si este tipo de prácticas tarjeteras existen o no en otros bancos, Terceiro indicó:
“… no se puede venir aquí a decir que esos eran comportamientos generales al sistema financiero, porque estamos haciendo un daño tremendo”. Algo parecido dijo Fernando Verdú, el número dos de Rodrigo Rato en Bankia, quien sostuvo que tampoco había visto algo equivalente en sus más de treinta años de vida profesional.
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