El afán de Rodrigo Rato por engrosar su patrimonio no tenía fin. Según apuntó “Las mañanas de Cuatro” en el día de ayer, el exministro trató de sacar tajada con el dinero de Bankia en la construcción del Nuevo Mestalla: una operación en la que la entidad cancelaría los 240 millones que le debía el Valencia Club de Fútbol, a cambio del “viejo” Mestalla. Asimismo, el Club obtendría un crédito adicional de 170 millones de euros para terminar su nuevo campo.
Unos días antes de aprobarse la operación, Rodrigo Rato consiguió vincularse con la promotora elegida para la ejecución: Aedifica, a través de un complicado entramado empresarial. Para ello creó la sociedad inmobiliaria Explotaciones Bolgachina S.L., al frente de la cual colocaría a Miguel Ángel Montero, su supuesto testaferro de confianza (detenido el pasado mes de Octubre).
A su vez, el 35% de las acciones de Explotaciones Bolgachina fueron compradas por la constructora Ciuvasa, propiedad de la familia de su cuñada. Ciuvasa, por medio de su filial — Inmobiliaria Coso— entró en la sociedad Jardines Ribera del Tajo, la cual estaba controlada casi en su totalidad por Aedifica, es decir, la firma que había sido elegida para desarrollar el proyecto urbanístico de Mestalla. Y así, de esta forma tan compleja, el exdirector del FMI conseguiría asegurarse una vinculación más o menos directa con la compañía beneficiada por Bankia.
Sin embargo, la salida de Rato de la entidad, y un informe de auditoría alertando sobre un posible conflicto de intereses, provocó la paralización del proyecto, dando finalmente al traste con “el pelotazo de Rato en Valencia”.
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