El actual Ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, en una reciente entrevista a la agencia de noticias Reuters, ha cifrado en 600 millones el tope máximo que habrá que devolver a los pequeños inversores por la ´desastrosa´ salida a bolsa de Bankia.
De los 3.000 millones que Bankia colocó en acciones, 1.200 fueron a parar a manos de grandes inversores institucionales (que el Ministro da por sentado que no cobrarán), y 1.800 a pequeños ahorradores. De estos últimos, de Guindos cree que la Justicia sólo obligará a pagar un tercio, es decir, 600 millones, de los cuales 240 correrían a cuenta de Bankia, y los 360 restantes a cuenta del Estado (vía BFA*-FROB). La razón por la cual se fija este reparto obedece a motivos puramente bursátiles: si Bankia asumiese la totalidad del coste, las acciones de la entidad volverían a caer (más todavía), dando como resultado un escenario de incertidumbre que el actual gobierno prefiere evitar a toda costa.
Dejando a un lado el hecho de que los grandes inversores no tienen derecho a reclamar cantidad alguna (lo cual es cuando menos discutible), la cifra dada por el Ministro parece a todas luces insuficiente: si, como todo parece indicar, el equipo de Rato falseó las cuentas, no se entiende que 600 millones basten para compensar el dinero ´arrancado´ a inversores minoristas y pequeños ahorradores (víctimas). Esperemos que en los próximos días el ex-número uno de Lehman Brothers explique de dónde sale la cifra de 600 millones, y cómo se ha calculado.
En cualquier caso, la noticia es positiva, pues supone un reconocimiento público de que, efectivamente, Bankia habría salido a Bolsa con las cuentas adulteradas (a un precio de 3,75 euros por acción). Eso sí, al igual que ha pasado con los afectados por ´preferentes´, para recuperar el capital habrá que recurrir nuevamente a la vía judicial.
*Desde el pasado 3 de Febrero de 2015, el Banco Financiero y de Ahorros S.A. —más conocido como BFA o ´la matriz de Bankia´—, pasa a denominarse BFA Tenedora de Acciones S.A.U. Asimismo, deja de ser un banco y pasa a funcionar como sociedad holding de Bankia.
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