Hoy comienza en la Audiencia Nacional el juicio por las tarjetas black de Caja Madrid (posteriormente Bankia). Hasta 65 ex-consejeros de la entidad tendrán que pasar a declarar ante el Juez la próxima semana, y explicar por qué no tributaron a Hacienda por ninguno de los gastos realizados con la tarjeta. De acuerdo con los correos internos, según desvela el diario El País, el uso de la tarjeta opaca se disparaba durante el periodo estival, Semana Santa y, especialmente, en Navidades.
En un primer momento las tarjetas tenían un límite mensual, una barrera que a la postre resultó ser un obstáculo para los “sufridos” tarjeteros, de modo que pidieron incrementar el límite otro tanto (why not?). Y tenían razón: no hay nada más molesto que tener un techo de gasto a la hora de comprar, un incordio, sobre todo cuando llegan las vacaciones. Casualidades de la vida.
En éstas la pelota terminó por caer en el tejado de Ildefonso Sánchez Barco, el ex-número dos de Caja Madrid, a quien los indicios apuntan como máximo responsable de dar el visto bueno a los aumentos, al menos en cuanto a consejeros y directivos de la extinta caja concierne.
Según parece, el pódium en lo que a solicitudes de ampliación se refiere, estaría encabezado por Matías Amat —número tres de la entidad— quien presuntamente solicitó una ampliación de hasta 60.000 euros. A la zaga se encontrarían el propio expresidente, Miguel Blesa, o el exjefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, quienes también habrían pedido ampliar el límite de sus respectivas black.
Y llegó febrero de 2012, fecha en la que el Gobierno intentaba salvar a Bankia de la quiebra por tierra, mar y aire. Eran tiempo difíciles para la entidad (por no decir dramáticos) y, sin embargo, a pesar de las dificultades, se volvería a echar mano, con total impudia, de las tarjetas de la vergüenza, dándose luz verde a su utilización con un límite más holgado: 12.000 euros al mes. Con este nuevo tope aparentemente se buscaba compensar a los consejeros por la pérdida de poder adquisitivo que habían sufrido.
Todo acabaría unos meses más tarde con el “asalto” de José Ignacio Goirigolzarri a la presidencia de Bankia; fue en ese momento cuando se decidió suprimir los gastos radicalmente, ordenando el director de operaciones, a través de un correo interno, que las tarjetas fuesen canceladas de forma inmediata.
En total han sido nueve años de “escándalo black”, un escándalo no declarado a la Agencia Tributaria, y cuyo monto total supera los quince millones de euros.
Los cargos implicados pasaran a declarar, previsiblemente, los días 4 y 5 de Octubre ante la AN.
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