Fumando. Así fue testigo la cúpula de Bankia de cómo se desmoronaba la entidad, según nos cuenta Eduardo Inda en su blog. En él asegura que tras los oscuros ventanales de Caja Madrid (posteriormente Bankia) existía una purera gigante. Sí, han oído bien, la sede del banco tenía prácticamente un estanco en el que estaban los puros más caros a disposición de los consejeros.
Era costumbre que tras las comidas regadas con Vega Sicilia los consejeros se fumasen puros de hasta 45 euros la unidad. Podían elegir entre Montecristos de 15 euros, Davidoffs de 20, y Cohibas de 45 euros.
Pero todo se torció con la entrada de la Ley Antitabaco del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: prohibido fumar en casi cualquier sitio. Por supuesto, uno de los brillantes consejeros propuso la solución perfecta: “Pues si no nos los podemos fumar aquí, nos los llevamos a casa”. Desde luego, con semejantes ´lumbreras´ parece imposible que pudieran quebrar la caja de ahorros más antigua de España, con más de tres siglos de historia, mientras se fumaban un puro, tiraban de ´tarjeta black´ y engañaban a los ahorradores con preferentes.
Hay que decir en descargo de Rodrigo Rato que al menos en este asunto sí puso orden y eliminó los puros de la entidad. Sin embargo, levantó la mano en otros asuntos, como por ejemplo el nombramiento ilegal de cuatro miembros de su consejo por haber superado éstos los doce años de mandato máximo, según declaraciones del exsecretario general de Caja Madrid.
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