La vieja Pescanova sólo ha ganado 9.000 euros en los últimos seis meses, contabilizados desde el 1 de diciembre del 2015 al 31 de mayo del 2016, situándose así al borde de un nuevo proceso concursal.
La antigua pesquera, que recordemos aún sigue teniendo la baza del 20% de la “Nueva Pescanova” (controlada ahora por los bancos acreedores), registró una cifra de negocio muy discreta en dicho periodo, 23.000 euros, siendo el resultado bruto de explotación cercano a los 40.000 euros.
Aunque es cierto que la cifra de negocio no invita precisamente al optimismo, sí conviene señalar que ésta viene condicionada a la participación que la vieja compañía mantiene en la nueva, dado que, al final, se ha convertido en una suerte de sociedad de cartera “cuyos ingresos y gastos corrientes serán a partir de ahora poco significativos”.
La CNMV sigue sin contestar
Una parte de las esperanzas pasaría porque la CNMV levantase el veto que pesa sobre la cotización de las acciones, en suspensión ya más de tres años. En este sentido “el 12 de julio la sociedad envió al regulador los requerimientos de información como paso previo a la hora de levantar la suspensión de los títulos; posteriormente, el 21 de julio, la CNMV envió un requerimiento de información adicional que será contestado en breve”, según fuentes cercanas a la empresa.
Amenaza de concurso
La amenaza de un concurso que acabe con la compañía sigue presente, especialmente ahora que se ha convertido en una sociedad de cartera con un futuro vinculado, necesariamente, a que los negocios de la matriz sean rentables y evolucionen de manera favorable. Afortunadamente, parece que la economía nacional atraviesa un buen momento, con una reactivación evidente del consumo que sin duda tiene que afectar de forma positiva a la segunda empresa de pescado congelado del mundo.
Ninguno de los cuatro consejeros ha cobrado
A diferencia de lo que suele suceder en este tipo de grandes empresas, ninguno de los actuales miembros del consejo de administración (cuatro en total) ha cobrado por su trabajo durante el último año, y menos mal, porque de haberlo hecho la empresa estaría ahora en números rojos. No deja de ser un mero gesto, pero en cualquier caso, sin duda, es de agradecer.
Las ampliaciones de capital las carga el diablo
Las ampliaciones de capital las carga el diablo o, en su defecto, los bancos acreedores, que siguen presionando para que la ampliación de 300 millones (de euros) se lleve a cabo cuanto antes, a pesar de la consiguiente dilución del capital societario de la vieja Pescanova que el acto implicaría, y del daño que se hace a los antiguos accionistas, sobre todo a los minoritarios.
Preguntada a este respecto, la CNMV ha propuesto apostar por convertir deuda en créditos participativos.
En esta difícil andadura, y con este panorama tan “halagüeño” se presentará el próximo 21 de septiembre la junta de accionistas, donde en principio habrá —al menos— dos propuestas para liderar el consejo de administración.
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